martes, 11 de noviembre de 2008

I'm a rabbit in your headlights... Scared of the spotlight

Una realidad aparte.
En la época de mi retirada, me hallaba convencido de que mi decisión era terminante; no quería volver a ver a don Juan. Sin embargo, en abril de 1968 me facilitaron uno de los primeros ejemplares de mi libro y me sentí compelido a enseñárselo. Fui a visitarlo. Nuestra liga de maestro‑aprendiz se restableció misteriosamente, y puedo decir que en esa ocasión inicié un segundo ciclo de apren­dizaje, muy distinto del primero. Mi temor no fue tan agudo como lo había sido en el pasado. El ambiente total de las enseñanzas de don Juan fue más relajado. Reía y también me hacía reír mucho. Parecía haber, por parte suya, un intento deliberado de minimizar la seriedad en general. Payaseó durante los momentos verdaderamente cruciales de este segundo ciclo, y así me ayudó a superar experiencias que fácilmente habrían podido volverse obse­sivas. Su premisa era la necesidad de una disposición ligera y tratable para soportar el impacto y la extrañeza del conocimiento que me estaba enseñando.

‑La razón por la que te asustaste y saliste volado es porque te sientes más importante de lo que crees ‑dijo, explicando mi retirada previa‑. Sentirse importante lo hace a uno pesado, rudo y vanidoso. Para ser hombre de conocimiento se necesita ser liviano y fluido.
Carlos Castaneda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario